Virginia Woolf, excelente escritora y defensora a ultranza de los derechos de la mujer. Tras leer, hace como dos veranos, un libro suyo de relatos y su famoso ensayo "Una habitación propia" surgieron casi sin querer estos pequeños poemas.
EL HUÉSPED
Escaparse
de la sala común y con vigor
despertar al hambre o al desvarío.
Escaparse y saber
que el huésped que te habita es como un soplo
de luces y anaqueles,
un molino
más en estos campos o un nuevo rucio
en este ciclo de creernos eternos. Capitanes
de ínsulas perdidas entre los mapas
que golpean tu pulso. Un solo libro
donde escribir tu nombre.
A Virginia Woolf
EL HUÉSPED
Escaparse
de la sala común y con vigor
despertar al hambre o al desvarío.
Escaparse y saber
que el huésped que te habita es como un soplo
de luces y anaqueles,
un molino
más en estos campos o un nuevo rucio
en este ciclo de creernos eternos. Capitanes
de ínsulas perdidas entre los mapas
que golpean tu pulso. Un solo libro
donde escribir tu nombre.
EL HUÉSPED II
Tener un cuarto propio y pelear
hojeando diarios y novelas y biografías,
hasta llegar aquí,
con los dedos emborronados de tinta
y un hambre de milenio.
Tener un cuarto propio, escribir
los círculos y las sombras de aquel huésped
que vaga por las noches y que golpea
las puertas del poema.
Isabel de Rueda
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