"El creador del espejo ha envenenado el alma humana"
I F. Pessoa
Sabernos
torpes equilibristas
de un camino cuyas leyes se ignoran,
sabiendo
que un vértigo de luz sostiene el alma
en este cíclico vencer el miedo.
Es preciso tapar el rostro,
sentir de otra manera, morir
hasta alcanzar el mar,
nadar así con fuerza a la otra orilla
que sostiene tu cuerpo.
II
Tan difícil es
construirse uno mismo. Ser esencia
una vez más y deshacerse
de toda la hojarasca que está en ti.
Tan difícil es
barrer el alma. blindar el miedo,
los charcos salpicados
de oscuras avenidas en la caverna
oculta de tus sombras.
Liberarse
de aquel latido opaco y ser orfebre
de uno mismo,
crisálida de nuevo de ese parque
raído de tus ojos.
Florecer
en ese inútil esfuerzo de cambiar
el alma.
Además de contar con un magnífico prólogo a cargo del poeta Manuel Moya y las palabras preliminares de Juan Carlos Mestre, Antonio Colinas, Antonio Gamoneda, Santos Domínguez, están las voces de 28 poetas: Lola Almeyda, Martha Asunción Alonso, Carla Badillo, Mar Benegas, Daniela Camacho, Ventura Camacho, Francisco Caro, Laura Casielles, Giovanni Collazos Carrasco, Paloma Corrales, Isabel de Rueda,, Vera Eikon, David Eloy Rodríguez, Laura Giordani, José María Gómez Valero, Ana Gorría, Tulia Guisado, Chema Lagarón, Geovannys Manso, Alicia Martínez, Antonio Medinilla, Antonio José Mialdea, Itziar Mínguez Arnaiz, María Luisa Mora Alameda, Iván Onia, Luis Miguel Rabanal, Javier Sánchez Menéndez y Rosario Troncoso.
Palabras del acto de presentación a cargo de Sara Castelar Lorca:
Quizás este libro es una ciudad, quizás es Lisboa o quizás es el viento que cruza la memoria para devolverla intacta. Quizás el poeta que olvidó su sombrero y su sombra en el tranvía 28. Quizás este libro es la mano que esconde un secreto, un secreto pequeño y deseoso de mirar las aguas del Tajo, quizás es Laura o David o Vera o Itziar y viene entre la risa y el viento que mueve las cortinas de una casa cualquiera de la Rua Coello da Rocha. O quizás es Martha o Luis Miguel o Lola o Alicia o Javier cayendo sobre la tarde amarilla, perezosamente, o entre los pájaros que no sabemos donde van a morir. O quizás es Antonio o Juan Carlos o Santos que Chema o Manuel o Mar o Giovanni o María Luisa o Iván que ajustan el engranaje del silencio para que los versos encuentren su lugar en el mundo. Quizás este libro es Tulia y Ana y Carla y Daniela que recogen señales del miedo y las guardan en sus cajas de música para que los días que llueve en Lisboa. O quizás es Ventura que baila conmigo en sueños y no se acuerda de besarme, o Paco e Isabel que vienen de muy lejos después de haber llorado.
Quizás este libro es una ciudad, un hombre, una mujer, sus 28 almas, sus duelos, sus 28 dudas...quizás este libro es una ciudad, o quizás el poeta, o yo, o Ricardo, o cada heterónimo que espera su tranvía.
(Sara Castelar Lorca)
Sara Castelar Lorca |
(Santos Domínguez)
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