miércoles, marzo 01, 2017

ESPEJO DE MANO -Isabel de Rueda y Gabriel Viñals

Próximamente dará a luz mi nuevo libro: Espejo de Mano. Un libro de tema amatorio e intimista y que va a formar parte de esta exquisita  colección de Poesía:  Ejemplar Único, Poética Peatonal, que dirige el pintor y editor  Gabriel Viñals. 

Se trata de una edición limitada, muy cuidada, casi artesanal, donde por cada poema, de los veinticinco que compone el libro, Gabriel se inspira, para pintar un dibujo sobre el soporte de una camiseta también única.
                                                                                                                                                                                 En realidad se trata de un maravilloso diálogo entre Poesía y Pintura que próximamente tendremos el gusto de presentar en Jerez.
 


Aquí os dejo una muestra de algunos de los poemas de este libro y de las pinturas de Viñals.                                                                                                                                                                                           



T-L poema XVII


Como una pequeña flor, un beso helado,
un glaciar,
un beso que no es beso
remando hacia otra orilla,
disuelto
en esa podredumbre de las quietas
aguas en donde yace
la tristeza primera. Un beso
que no es beso.
la mejilla tiritando de frío;
esquivo e incorpóreo, un beso
lastimero y lejano, enjuto
flaco como un filo de voz
almidonada.


T-L-POEMA XVII

Te vislumbro
detrás de las cortinas siempre estoy al acecho.
Tú,
mi pequeño titán mi saltimbanqui,
armado con el brillo
furioso del acero te madrugas,
inventándote excusas;
te mides, te reinventas,
y dices;-Buenos días- a la vida.
No mendigas
ese trozo de amor
que siempre alcanzas de mí.

 

 POEMA X
POEMA XIX


POEMA VI

Aquí,
como un muelle mis oídos,
en este bar, sola.
voces robadas acompañan
el sabor de un café;
extrañas confituras, palabras
ajenas todas a mi vida.
Y tu silla
vacía permanece.
Y no, no me quejo, sólo
que desde entonces robo voces,
finjo ser interesante
y creo que muero
poco a poco
añorándote.
POEMA XVI

Apenas un abrazo,
un sorbo
de licuada manzana. El paraíso
en sus brazos se yergue
y una palabra
vaporosa y descalza reaparece
proponiendo el Edén tras esa puerta
que separa los vientos
en la rosácea
emanación del vientre.
 POEMA III

Era cuando el beso
disponía de arrecifes secretos,
cuevas,
laberintos donde un libro
nos mostraba la llave.
Era cuando el sueño
primero se imponía,
estrenaba tacones y oteaban
despacio mis poemas.
Cuando el cisne incesante
llevaba en su pico la lira
y tu nombre.
 POEMA XXII

Abrazarme al verano en la terraza
nocturna de un cuaderno.
Abrazarme al verano, y desde allí,
escuchar a la maga,
ver la savia
que dispone la risa cuando estamos
repoblados de rosas.
Encalarme
de gozosas palabras,
y bajo el arco antiguo de los muros,
la alianza
de querernos un rato largamente.
Y querer
por encima de todo, ser terraza
de un antro, ser tu amante,
un bareto nocturno
y abrazarte y abrazarnos
como sola azotea entre felinos
de papeles inciertos.


Poema IV

Caían
una a una las naranjas y la calle
reflejaba ese mar
tiznado en las aceras.
Luna, árbol, sol,
formaba un libro entre nosotros,
cuyas hojas,
espejo de aquel beso, nos mostraban
el valor de ese monstruo incorrupto,
vagando por las aguas de aquel pozo
purísimo del sueño.

(Para los interesados, aquí están los veinticinco dibujos pintados sobre camiseta negra) 


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