domingo, julio 02, 2006

Inspiración II



La mañana, a veces muestra su tibieza,
te toca suavemente, penetra el ángel.

Y ves
las flores nuevamente sorprendidas
con un himno o un canto.
Te sientas, abres las manos, todo
a ti te llega:
la eclipsante fuente, la exhausta
sonrisa que nos lleva a pacer desnudos,
blancos y susurrantes en un destello
de luz inamovible.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Este poema me pareció de un tremendo y alucinante cambio hacia arriba. Es hermosísimo.

Isabel de Rueda dijo...

Gracias Dolors tus palabras nunca dejan de ser alentadoras. Un beso Poeta

Anónimo dijo...

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