martes, diciembre 07, 2010

A Propósito del espejismo




Decía León Felipe, que la locura es un grado superior de la humanidad.
Y lo pensaba así porque para el poeta zamorano, la locura no es otra cosa
que una cualidad de los hombres sensibles.
Desde este punto de vista, los poemas que compone este poemario
están inspirados en ciertos personajes que cruzaron esa delgada línea
donde , de algún modo, el arte y la locura se cruzan y en algún instante se dan la mano.
Poemas inspirados en personajes ingeniosos, como lo fuera Mozar,
o en otros, la mayoría de los casos depresivos, algunos suicidas, así la poeta
Argentina, Alejandra Pizarnik, aquella que decía ser la Maga de Cortaza,
y que adoleció de profundas obsesiones.

Personajes atormentados, con diferentes trastornos mentales, como sabemos
fu Van Gogh, "El loco del pelo rojo" o la exquisita y la muy adelantada a su tiempo
Virginia Woolf, así Leopoldo María Panero, Alfonsina Storni...
Todos enigmáticos, como lo fuera Manfrend, el alemán afincado en Camelle y que por ser menos concida, luego os contaré su historia más detenidamente.
Locos reales o imaginarios que a mi me han hecho reflexionar, pensar, como
hice en su día con una de las más ingeniosas, de las llamada novelas cortas de
Cervantes, El licenciado Vidriera, antecedente, de nuestro loco universal, Alonso
Quijano, ese don Quijote que en cierto modo sucumbe al autoengaño, acaso, para
salir de la vulgaridad cotidiana.
Personajes como éste a caballo entre la verdad y la alucinación, entre la clarividencia
y la obsesión, entre la locura y la sensatez. Músicos, pintores, escultores... poetas
visionarios capaces de ver a través del arte lo invisible, esa sombra llameante que
diría María Zambrano y que no es otra cosa que el conocimiento intuitivo,
aquel que surge de la oscuridad abriendo nuevos surcos, caminos.
Isabel de Rueda

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